Pro Consumidor contra los colegios

Los colegios dominicanos son de una singularidad exquisita para sus directivos y para sus dueños. Dígase de médicos, de abogados, y por ahí María se va. Aunque los de enseñanza sobrepasan toda prueba, toda consideración en el país y en el mundo. Los únicos chivos que tienen su propia ley y ejercen su poder de manera perfecta.
Cada año y por estos meses se ponen sobre el tapete sus abusos y el propósito de corregirlos, y llegan las clases y la situación nueva es peor que la anterior. No hay forma de ponerlos en cintura, y la razón es muy simple: No tienen cintura. Si no, que se le pregunte a Educación, o a las cámaras legislativas, o a los padres.
Y todavía no es un asunto que incumba a los niños, aunque debiera incluírsele en el Código del Menor, en particular lo de los muchos libros o la consiguiente mochila.
Ahora salió al ruedo Pro Consumidor, una entidad que cacarea mucho con el nido vacío, y que a la verdad no sabe lo que es dar coces contra el aguijón, como en la fábula.
Que sepa de entrada que con el chivo sólo hay un remedio: sazón cargado y paila ardiendo.
Diario Libre